El ICAM se moviliza para visibilizar la excelencia y el compromiso de la abogacía de oficio

El Colegio impulsa una campaña institucional en autobuses y marquesinas de la EMT para visibilizar la valía de un colectivo integrado por más de 4.800 profesionales excepcionalmente formados

Noelia aún no ha alcanzado la treintena y ya atesora tres másteres y otros tantos posgrados, dirige su propia firma y colabora habitualmente en medios de comunicación con artículos en materia penal, su especialidad. Como abogada penalista, ha llevado principalmente casos ante la Audiencia Nacional.

África domina cinco idiomas y desde su despacho en Madrid lleva 19 años prestando servicios jurídicos en todo el territorio nacional, con colaboraciones en Europa. También es vicepresidenta de la Cámara de Comercio Hispano-Sueca.

Pilar cuenta con más de 20 años de experiencia defendiendo los derechos de los consumidores. Además de gestionar su propio bufete, ha impartido clases de derecho Constitucional en la Universidad Carlos III de Madrid.

Desde las oficinas de su despacho en la calle Velázquez, Óscar lleva desde 1995 representando los intereses de personas físicas o jurídicas en todo tipo de procedimientos civiles, laborales, penales y mercantiles, en particular en materia de negociación colectiva, despidos, ERES, delitos económicos, responsabilidad civil y seguros.

César se convirtió en historia viva del derecho cuando logró en el Tribunal Supremo revertir la venta de cerca de 3.000 viviendas de protección oficial a un fondo de inversión por parte de la Comunidad de Madrid. Desde su humilde despacho en el madrileño barrio de Las Letras, consiguió también que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos frenara el desahucio de una mujer de 24 años que vivía con sus dos hijos pequeños en Vallecas en una vivienda vacía del IVIMA.

Patricia también ha cosechado importantes victorias, como cuando logró que el Tribunal Constitucional cambiara la jurisprudencia sobre acoso laboral en el trabajo. La protección a víctimas de trata de seres humanos, de delitos de odio o de discriminación por diversidad sexual y de género ha ocupado buena parte del cuarto de siglo que lleva ejerciendo la profesión.

Ejercicio vocacional, excelencia profesional

Además de un extraordinario currículum y un vasto catálogo de logros jurídicos, estos profesionales comparten otro elemento en común, uno que los define como letrados y como personas: la vocación social, el sentido de la justicia y el compromiso inquebrantable con la defensa de los derechos de la ciudadanía más vulnerable.

“Yo decidí entrar en el Turno de Oficio porque creo que todas las personas, independientemente de su situación económica tienen que tener acceso a una defensa de calidad”, señala Noelia Bauzá. “Una parte muy importante de nuestra profesión es la función social, y el Turno es la forma en que puedes contribuir de alguna manera a que tus conocimientos hagan una sociedad en cierta medida más justa”, añade África Calleja.
“Prestamos servicio a unas personas que por carecer de recursos económicos normalmente no van a tener medios para defenderse ante los órganos judiciales”, apunta César Pinto.

Junto a más de 4.800 avezados letrados, Noelia, África, Pilar, Óscar, César y Patricia constituyen el excepcional y desconocido capital humano del Turno de Oficio en Madrid. Un cuerpo de profesionales extraordinariamente formados que garantiza sin descanso el derecho a la tutela judicial efectiva consagrado en el artículo 24 de la Constitución Española.

“Llevo 30 años ejerciendo como abogado y desde el principio formo parte del Turno del Oficio. Entiendo que son los profesionales, sino los mejores, los más cualificados y actualizados del territorio nacional”, sostiene Óscar Hernanz con conocimiento de causa. Los requisitos de acceso, en especial a los turnos más especializados, igualan o superan los de muchos procesos de reclutamiento de las firmas privadas.

“Los profesionales que nos dedicamos a esto llevamos mucho tiempo”, recuerda César, un abogado capaz de obtener hasta siete recursos de amparo del Constitucional, tribunal que inadmite cerca del 99% de los que recibe.

Sin embargo, esto que es ampliamente conocido y no pocas veces reconocido entre los compañeros, los operadores jurídicos y quienes han requerido en alguna ocasión de sus servicios, resulta completamente ajeno a la ciudadanía en general. “La sociedad no conoce el Turno de Oficio, no es que no lo valore, no lo conoce. No sabe nada del Turno, ni que existen guardias de 24h, o que no solo damos atención a los malos de la película”, opina Patricia Gómez. Es en el cine, entre otras fuentes, donde según Noelia los ciudadanos encuentran una visión sesgada de la abogacía de oficio.

Con los datos en la mano, existe una fuerte contradicción entre los resultados de las encuestas que realizan los colegios de abogados a los usuarios de justicia gratuita, que revelan un alto grado de satisfacción, y un imaginario colectivo en el que predomina una visión un tanto degradada de la profesión. “La gente que ha acudido y ha sido asesorada por un abogado del Turno de Oficio tiene una satisfacción alta, pero a nivel general, en nuestra sociedad, somos algo desconocidos y cualquier campaña que se haga de lo que hacemos será bienvenida. No somos ese abogado de segunda que dicen algunos”, proclama Calleja.

Turno del ICAM

Para revertir esta tendencia, en el marco del día de la justicia gratuita el Colegio de la Abogacía puso en marcha este verano una campaña en autobuses y marqusinas para reivindicar la valía de este servicio prestado por profesionales excelentes. Bajo el lema “Es tu Turno, es tu abogacía de oficio”, las caras y los perfiles de Noelia, África, Óscar, César, Pilar y Patricia recorrieron las calles” de Madrid a bordo de los autobuses de las líneas 1, 27 y 28 que transitan junto a las sedes judiciales más emblemáticas de la ciudad.

“Esta iniciativa del ICAM es una oportunidad para que la ciudadanía reconozca y aprecie la dedicación y el profesionalismo de los cerca de cinco mil abogados y abogadas que componen la abogacía de oficio. El objetivo de esta campaña es claro: queremos que la ciudadanía valore la calidad de nuestra abogacía de oficio al mismo nivel que valora la sanidad pública. Ambos servicios son pilares fundamentales de una sociedad justa y equitativa, y ambos dependen de profesionales excepcionalmente formados y comprometidos con el bienestar común”, explica el Decano del ICAM, Eugenio Ribón.

A diferencia de lo que ocurre en sectores como la medicina, donde el ejercicio en el servicio público de salud suele percibirse como un elemento de prestigio entre quienes ejercen en la privada, en el ámbito de la justicia la pertenencia al Turno de Oficio no siempre confiere el reconocimiento debido a quienes se comprometen con este servicio esencial. “Por mi experiencia, creo que la ciudadanía no valora el Turno de Oficio, es un problema de que no tiene empatía con las personas vulnerables, y por tanto alguien que se dedique a estas personas no tiene mucha relevancia social”, considera Pinto.

Una percepción que choca con la imagen que muchos operadores jurídicos han compartido públicamente a partir de sus propias experiencias en sala.

“Le está usted faltando el respeto a la letrada”

Ourense. A punto de concluir la jornada, en los pasillos del juzgado Penal nº 2 un acusado de robo con violencia la toma a gritos con su abogada de oficio, a la que critica de forma irrespetuosa anunciando su renuncia a ser defendido por ella. Ya en la sala, donde persiste con esta actitud, la jueza interrumpe tajantemente el cacareo despreciativo del acusado con las siguientes palabras: “le está usted faltando el respeto a la letrada que ha preparado el asunto como todos los abogados del turno de oficio que, con todas las limitaciones, preparan los casos y aguantan a gente un tanto insolente”.

Estos hechos, recogidos por la prensa local el pasado 5 de junio, reflejan una realidad que va más allá del hecho aislado y permite reconocer la importancia de la justicia gratuita a través de los ojos de aquellos operadores jurídicos que, a diario, presencian la labor de unos letrados que proporcionan a los justiciables una defensa de calidad a pesar de las dificultades que enfrentan en su desempeño.

El caso más famoso es sin duda la sentencia 14/2018, en la que el presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, Manuel Marchena dejaba constancia de la profesionalidad y dedicación con la que un Letrado del Turno de Oficio asumió la defensa durante un proceso que requería de una importante tarea a fin de contrarrestar el cuadro incriminatorio que pesaba sobre el procesado.

“Y esa tarea defensiva, aun cuando no haya alcanzado su objetivo principal, encaminado a la absolución del acusado, lo cierto es que ha sido desplegada con una dignidad profesional ciertamente loable. En supuestos como el que ahora centra nuestra atención, el significado del turno de oficio como instrumento para hacer realidad el compromiso constitucional de asistencia jurídica gratuita a quienes carezcan de recursos para litigar, adquiere todo su valor. Se presenta como un servicio público ofrecido de forma voluntaria por la Abogacía y que garantiza una defensa jurídica del máximo rigor técnico. Nuestro reconocimiento, por tanto, a quien con su trabajo ha prestigiado la labor cotidiana y silenciosa de todos aquellos Letrados que, día a día, hacen posible, con la máxima solvencia, el derecho a la defensa y a un proceso con todas las garantías”.

Si bien el elogio contenido en este fallo es el que más ha trascendido, son muchos los profesionales que han seguido el ejemplo de Marchena, loando de manera pública el encomiable desempeño de tantos letrados de oficio, que representan el mayor de los ejemplos de vocación en el ejercicio de la abogacía.

Desde Otrosí hablamos con Gregorio María Callejo Herranz, Magistrado del Juzgado de lo Penal número 1 de Móstoles, y con Fernando Benítez Pérez-Fajardo, Fiscal Delegado de Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico en la Fiscalía Provincial de Málaga, para conocer la forma en que los diferentes operadores jurídicos perciben el trabajo de los letrados del Turno de Oficio.

“No dejó puntada sin hilo”

Callejo relata lo acontecido durante un caso en que una letrada del Turno “de una edad rayana a la jubilación” defendía a un manifiesto perdedor que no se personó en la vista. Durante el juicio la jurista “no dejó puntada sin hilo”, a través de un interrogatorio cauto y de unas propuestas eficaces que permitieron a un acusado ausente disponer de un “juicio justo gracias a una casi anciana combatiente”. Aquel día, ante la actuación de la veterana jurista –relata Gregorio- su “espíritu se inclinó ante la dignidad de aquella abogada terca y machacona que con su actuación hizo un mundo un poco mejor”.

Fernando Benítez, por su parte narra un pasaje similar: “Se trataba de un caso por delito contra la propiedad industrial. El acusado, citado, no acudió a juicio. Sin embargo, el letrado desempeñó su labor profesional de defensa con una dedicación y un saber hacer muy por encima de lo habitual. Se notaba que había dedicado tiempo a su preparación y basaba sus conclusiones en jurisprudencia consolidada y bien traída. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que, de los quizás 8 juicios de aquella mañana, el informe de este letrado fue el más extenso y motivado”.

Ambos coinciden al calificar de encomiable e imprescindible la labor del Turno de Oficio, aquella “pieza básica sobre la que se articula el derecho de defensa de todo el que carece de medios para litigar y, por tanto, de una gran parte de la población sometida a juicio. Imprescindible y escasamente valorada por las administraciones, particularmente en cuanto a su remuneración”, señala el fiscal destinado en Malaga.

Además, opina el magistrado, una de las cosas más loables del Turno “tiene que ver con aquellas estrategias procesales en relación con la situación concreta de cada cliente, pues rara vez he visto casos de notoria ignorancia y sí que he visto, en muchos casos, bastante sensatez”. Este compendio de profesionales “trabaja sensata y razonablemente, con una preparación correcta, y cumple un servicio esencial para los justiciables con menos posibilidades”, concluye Gregorio, que alaba la labor de “aquellos abogados que casi por nada intentan darle la vuelta a todo”.

El factor humano

Cuando se les pregunta qué les aporta personal y profesionalmente la prestación de un servicio mal remunerado y no siempre bien percibido socialmente, uno de los aspectos que más mencionan los abogados y abogadas de oficio es el factor humano. “Lo más bonito que me aporta es el contacto con las personas, con sus problemas, e intentar encontrar soluciones. A veces se encuentran y a veces no, pero el justiciable, si ve que le estas acompañando, te muestra su agradecimiento”, reconoce César Pinto.

“Es un cúmulo de experiencias, yo he vivido cosas que en ningún otro sitio viviría”, asegura Pilar, destacando la confianza que depositan las personas en su defensa letrada: “eso me gusta mucho, que haya gente que confíe en ti, que siga las pautas que les dices y que sea agradecida”.

Para África, “el Turno de Oficio es el ejercicio vivo de la abogacía. El ejercicio particular a veces te encauza a repetir un patrón de clientela, mientras que en el Turno vas a ver los asuntos desde dos puntos de vista a veces diametralmente opuestos. Esa heterogeneidad, que a mí de da la vida, te hace mejor profesional y mejor persona”.

Lo corrobora Patricia: “lo que tienes en el Turno nunca te va a llegar en un despacho particular, a nivel personal he crecido mucho, aprendo día a día y sobre todo aprendo de los clientes.”

Entre esos casos donde el factor humano ha marcado la diferencia, César recuerda el de unas personas que estuvieron en prisión provisional cerca de cuatro años, antes de ser absueltas por la Audiencia Provincial y solicitar una indemnización por responsabilidad patrimonial del Estado. “Desde que les detuvieron hasta que les han dado una indemnización, han transcurrido cerca de 15 años. En todo el proceso, primero en el ámbito Penal, luego en el Contencioso-Administrativo, a mí me ha gratificado mucho compartir con ellos todo este tiempo”.

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